Cuando entro a mi edificio a eso de las ocho de la noche hay siempre un olor delicioso a comida caserita. Olor a mamá y a abuela. A pastel de papas, o a carne al horno, olorcito a papas al horno, a ajito y a cebolla salteada. Adoro entrar a mi edificio.
Y odio entrar a mi casa, porque ese olor jamás viene de ahi.
:( - Ta madre!
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