jueves, 29 de octubre de 2009

Son 123 Fa sostenidos.


El problema de vivir de la música es que no todo el mundo vive de ella, de otro modo, las cosas serían muchísimo más simples.

Un cantante debe pasar muchas horas por día estudiando cosas extensísimas y complicadas para que luego se esfumen en unos pocos aunque mágicos minutos. La belleza de esos pocos minutos depende de las horas de sudor (y a veces lágrimas) que ese cantante haya pasado anteriormente.

Si hiciéramos una cuantificación de la relación tiempo/dinero que un cantante invierte en la belleza de su arte, podríamos decir que una canción vale bastante, dependiendo de en qué idioma sea - si es en Ruso es más cara.
Un aria vale mucha plata y ahí los precios varían de acuerdo a la dificultad de la misma. Obviamente siempre es factible encontrar algún Mozart en oferta, de esos que son los clásicos hits que pide todo el mundo, entonces se hace un descuento por volúmen.

El problema está cuando un cantante sale del teatro donde vive encerrado y entra en contacto con el mundo exterior, por ejemplo cuando recibe la boleta del gas. Ahí ta. Ciento veintitrés pesos de gas.

El cantante en ese momento medita, busca su tabla de cuantificación tiempo/dinero y dictamina que 123 pesos podría llegar a ser un Mozart de oferta o una de las Chansons de Fauré de las que no son tan difíciles. Como encima tiene buen gusto y es generoso decide ir a Metrogas con Fauré. Cuando llega a la caja le explica al tipo:
- Que tal, buen día. Mire yo soy cantante así que le vengo a pagar el gas con una Chanson de Fauré.
- Que? como dice?
- Que le vengo a pagar con Fauré.
- Usted es el señor Fauré... a ver, número de cliente?
- Ah! jaja, no, ojalá, je. No, yo soy González, fíjese ahí en la boleta.
- Ah ok. Son 123 pesos.
- Claro, sabe lo que pasa es que yo no tengo pesos. Yo soy músico, le puedo pagar con eso. Le traje una hermosísima canción de un compositor francés que realmente le va a gustar mucho. Si quiere llame a su jefe también para que escuche.
- Disculpe señor, pero acá solamente se puede pagar con dinero.
- Claro, pero yo soy cantante.
- Y yo soy estudiante de diseño, pero el gas lo pago con plata, no con dibujitos.

El cantante lo miró fijo, como tratando de procesar lo que decía este chico con cara de nerd y anteojos alargaditos.

- Y pero vos trabajás acá.
- Claro. Por eso pago el gas con plata.
- Trabajás en metrogas y te cobran el gas?
- Señor. Son 123 pesos. Si no los tiene por favor vuelva cuando los tenga. No puedo andar cobrándole a la gente notas musicales, ni artesanías de madera, ni pedacitos de lienzo pintados, ni fragmentos de shakespeare. El gas se paga con DI NE RO.
Ya estoy harto de que se me llene el mostrador de estatuas vivientes y cuadros de caminito. Incluso a veces también viene un pelotudo a pretender pagar la boleta con amor.

Descolocado, el cantante agarró su boleta de gas y su chanson y se corrió de la fila.

El pibe del mostrador, como con pena y como queriéndole dar una mano, le dijo mientras se alejaba:

- si no, traéte una gorra y te ponés a cantarla un par de veces en la puerta y seguro que te tiran unos mangos... con tres o cuatro canciones más la pagás en dos días flaco!!!

domingo, 25 de octubre de 2009

Profunda Oscuridad.

Siendo lo torpe que soy, me pierdo tu inmensidad. Tu reflejo brillante me enceguece y pierdo de vista tu profunda oscuridad, que duele en el fondo de tu alma y sangra lágrimas por lo que no pudiste evitar.

Siendo lo torpe que soy, no advierto que tu cuerpo se ha convertido en un envase frágil y que la armadura de fuerte caballero quedó tirada por la vereda mientras reacciono a sostener tu enorme escudo y a juntar tu espada del piso para que no te desplomes sobre ella.

Siendo lo torpe que soy, no encuentro las palabras que aflojen el lazo que te aprieta ni logro que mi amor llene los espacios vaciados por la angustia y el dolor.

Siendo lo torpe que soy, no pude decirte cuánto más grande y más fuerte sos cuando te parás frente al mundo con el alma y el corazón completamente desnudos.

lunes, 19 de octubre de 2009

ojo al piojo

Será el blog comparable con lo que antaño llamábamos diario íntimo? De esos que eran rosas y traían un candadito y una llave pero que tu mamá te lo abría con un clip del pelo.

El avance de la tecnología sólo nos facilita la cosa, porque lo cierto es que en cientos de años la gente ha hecho lo mismo de diversas maneras. Una de esas cosas es escribir sus pensamientos. Antes no los leía ni el loro, ahora los lee hasta el loro.

Por eso mismo, una debe embellecer sus pensamientos y hacerlos medianamente poéticos o al menos interesantes para beneficio de los lectores.

Bueno, lo que yo tengo para escribir hoy no lo voy a embellecer de ninguna manera.


Acaban de preguntarme por sms "que es de tu vida" y tuve que comprimir lo inmenso de mis últimos meses en un sms que decía:

Cantando, estudiando. Podrida de la ciudad. Con ganas de hacer mi relación más fácil. con ganas de llegar a fin de mes.

Y todo eso apenas sumó 124 caracteres.

Pronto mucho va a cambiar.
Estén atentos...

viernes, 9 de octubre de 2009

La caída del mundo corporativo.

Esta es la historia de MI caída del mundo corporativo.

Me cai.

Hace unos años, venía caminando por el medio del mundo corporativo y de repente me topé con un borde. Me asomé por la baranda y ví que abajo había un jardín. De arriba se veía medio roñoso, lleno de hojas por todas partes. En ese momento no tuve ganas de averiguar cómo se bajaba hasta ahí, entonces me puse los anteojos de un Junior Executive Commercial Consultant que pasaba por ahí y entonces ví que no estaba sucio sino que ahí abajo era otoño, entonces las hojas caían al piso. No entendí cómo podía haber un jardín donde fuera otoño si estabamos en verano, pero en ese momento sólo pensé en llamar a mantenimiento para que lo limpien.

Devolví los anteojos, agarré mi vasito térmico de café y seguí mi camino hacia la sala 9 donde tenía mi stategy planning meeting para el evento de SME. Antes de llegar fotocopié el listado de Vips.

A los tres días volví a pasar por el mismo lugar, pero el borde con la baranda y el jardín ya no estaban ahí. Lo volví a encontrar la semana siguiente, cuando salía del baño del piso donde está el CEO. Dí la vuelta en un pasillo y ahí estaba. Baranda y aire puro... Abajo, árboles y plantas y flores de distintos colores. Esta vez también había pájaros. Un cardenal con la cabecita bien roja buscando bichos en un ceibo. Me quedé un rato largo viéndolo porque tuve miedo de no volverlo a encontrar.

Sin embargo, no fue así. A partir de ahí empecé a encontrar el jardín todos los días. Atrás de alguna sala de reunión a veces, y otras cerca de la cocina. Hasta que un día el jardín apareció detrás de mi escritorio.

Ese día lo recuerdo muy bien. Estaba haciendo un reporte en mi computadora. Algo que tenía que entregar urgente y que estaban esperando en una sala de reunión para dar una presentación. Al terminar salté de la silla y cuando me di vuelta me encontré con la baranda! Era como si ese jardín me estuviera acechando. Cada vez que lo veía tenía diferentes plantas y pájaros y ahora también había animales.

Me paré frente a la baranda y decidí que iba a ir a entregar mi presentación y le dije al jardín "No te muevas de acá que ya vengo". Era la primera vez que le hablaba y para mi enorme sorpresa el jardín me contestó.

- No te vayas, acercate un poco a la baranda que tengo algo para mostrarte.

Titubeando le contesté.

- Pero estoy a mil, no puedo, tengo que entregar esta presentación.

- No importa la presentación, ya empezaron sin vos y yo tengo algo para mostrarte, sólo tenés que asomarte un poco más.

Di un paso adelante y me recliné sobre la baranda para ver bien abajo de los árboles. En ese momento sopló un viento muy fuerte que me llevó todo el pelo a la cara y solté la baranda para sacarlo de mis ojos y poder ver lo que quería mostrarme. Ahí fue cuando un fuertísimo chaparrón de verano me cayó encima, y yo completamente desprevenida me resbalé y caí.

La caída fue larga. Duró casi un segundo que en realidad fue como un minuto que pareció un año y aterricé de espaldas sobre un colchón de helechos. Me raspé un poco y tuve miedo, y después del miedo sentí un enojo tremendo. Ya estaba por cantarle las cuarenta a ese jardín acosador cuando me quedé completamente petrificada ante una imagen que yo no habia visto jamás.

Había personas. Estas personas no llevaban tarjetas con cargos en inglés y ciertamente no eran VIPS.

Volví pocas veces al mundo corporativo, porque la escalera que había que subir se fue haciendo cada vez mas empinada. Por momentos pienso en volver porque el jardín a veces se vuelve caótico y las personas son sensibles pero desorganizadas e inestables. Sin embargo, nunca pienso en quedarme más que para una visita.

Así fue como me caí del mundo corporativo, y aunque a veces extraño el orden, nunca resignaría el canto de los pájaros por una impresión de buena calidad.

jueves, 1 de octubre de 2009

Titi y los casamientos

Ya Sabemos que los casamientos familiares son tooodo un acontecimiento y la familia entera se vuelve loca durante meses antes del grán día. Sinceramente éste último casamiento la Titi no lo vivió con tannnnnta excitación. Es que en cierto momento todo toma una dimensión más terrenal y empezás a verle otro lado a la cosa.

Analizando la situación, esto no es ni más ni menos que OTRA mega reunión familiar, sólo que además vienen algunos amigos de esos que no conoce nadie y que tampoco te interesa conocer. Aparte de los primos y tíos, siempre caen esas tías abuelas de andá a saber quién que son unas gerontes de mil años que, obvio, ya no se acuerdan de quién sos y, obvio, una nunca tuvo ni puta idea de quiénes fueron ellas. En estas situaciones las dos se quedan observándose un rato y sonriendo falsamente, ella recapitulando a ver de quién carajo sos hija o nieta, y vos mirando por arriba a ver si pasa algún tío que te tire un centro o algún mozo con los canapés como para incrustarte uno en la boca y decirle "Hola FDDGDGFDGDFDG!!!! Tanto tiempo!"

Otro divertimento durante la recepción es observar al tío impresentable que todos tenemos en la familia mientras hace de las suyas. El tío Eduardo en este caso, se fue sumamente bien preparado a la fiesta, ya que se clavó antes de salir dos pastis para la presión y dos taural para la úlcera y se acercó a la mesa de la picada dispuesto a apropiarse de algo que el resto de los comensales todavía no había vislumbrado: una tablita con riñoncito o hígado de cordero. El tipo se acercó con sigilo y se agarró dos o tres palitos de esos para pinchar las aceitunas y los llenó de trocitos de hígado mmmm... luego, para no buchonear el hallazgo se corrió un poco, como si estuviera al lado de la pavita y se vació los tres escarbadientes adentro de la bocota y entró a masticar como si lo llevara el diablo. Todavía cree que fui yo sola la que lo vio escupiendo atrás de una palmerita las ciruelas de decoración que se acababa de lastrar. Mucho taural pero poco anteojo ahí.

Pasados los canapés llega el momento de ir a sentarse a la mesa. Para la Gorda Titi siempre hay dos únicas posibilidades. Que la sienten al lado del baño o al lado de la cocina. Olor a pis, u olor a bife. Esas son las únicas dos posibles opciones.
No sólo eso, sino que siendo una codiciada soltera de treinta años y buen parecer, SIEMPRE indefectiblemente la sientan nada mas y nada menos que con su hermano y sus primos. A la familia de la novia JAMAS se le ocurre hacer una mesa de solteros.
Así es que en una misma mesa había doce primos solteros de entre veintidos y treinta años mirándose las caras y pensando, las chicas: "Para esto me pasé cuatro horas en la peluquería??" Y los chicos: "porqué mierda todas esas minitas DIVINAS están en la otra punta??"

De todos modos el caso de la Titi fue peor porque ella no estaba tan interesada en estar en una mesa de solteros para enganchar a alguien sino más bien le interesaba estar en una mesa con gente que no conociera, como para poder entablar algun tipo de conversación adulta. Todo bien con los primos, pero los ve todos los putos fines de semana... digamos que la charla básica dura cinco minutos y después dedican el resto del tiempo a tomar whisky o a hacer guerra de pan.

Ahí estaba la muy boluda, encorsetada hasta la asfixia y preguntándose para qué diablos se había gastado en ir a buscar una falda a villa culo si la única que se dio cuenta que no estaba de jean fue su vieja.

Luego de la cena, ya todo el mundo chupó como si estuvieran a la vera del sahara y son sorprendidos por el vals. No sé porqué se sigue haciendo eso, si la gente baila el vals para la mierda. Aparte, nunca te saca a bailar el amigo fachero del novio, sino tu viejo o tu tío que justo pasaba por tu mesa y no tuvo mejor idea que sacarte el vaso de la mano y ponerse a pisarte los pies. Inmediatamente después de un brevísimo (gracias a dios) vals, se larga derecho el reggaetón. Y así sigue TODA la noche.

Lo del reggaetón termina siendo un muestrario de las atrocidades motrices que pueden hacer tus familiares de más de cuarenta y cinco. Lo que pasa, es que entre el champán, el whisky y alguna otra sustancia que sabemos que habrá corrido por ahi, se nos había perdido todo tipo de verguenza.

La noche termina a eso de las seis de la mañana cuando ya no le daban más los pies y tenía el pelo hecho un nido de caranchos después del cotillón (100 pesitos de pelu a la basura) En eso su hermano viene en estado de total ebriedad y le dice "She loga, bamos a gaza que sha dengo el deléfono de la bidita eza que be eztaba shabullando..... zi quedés badejo sho eh? hic..."

Y así es que la Titi termina haciendo de remisera y rezandole a Baco que por favor no le "gomiten" el auto, o que al menos tengan la decencia de abrir la ventana.

La próxima vez que tengan un casamiento familiar, sean más pragmáticos, porque al final, te gastás 500 pesos en un vestido nuevo y 200 en zapatos, te pasas cinco horas en la peluquería, te pintas las uñas de plateado y te cagaste haciendo dieta durante tres meses PARA BAILAR CON TU TIO!!!!!!!!!!
Naaaaaaaaaaaaaaa