martes, 7 de julio de 2009

Querés venir a mi casa?


Las casas de las mamás pueden pertenecer a dos tipos.

Tipo A: Casa exponencialmente más espaciosa que la de una, con muebles fuertes y de buena calidad y tapizados adorables, con cocinas pulcras limpias y funcionales, con baños enormes donde el agua siempre sale perfecta. Estas casas tienen el legado de las alformas heredadas de la tía Perla y los cuadros del bisabuelo Pepe, mezcladito con alguno de algún artista argentino en ascenso. Obviamente estas casas también tienen un estudio donde la computadora es de última generación y un living con home theatre y un equipazo de música. En la casa Tipo A, las paredes están pintadas de colores en composé con los muebles y todas las estufas andan, hay aire acondicionado en todos los ambientes y la alfombra es suavecita.

Tipo B: Bastante más espaciosa que la de una, pero con los mismos muebles que tiene una porque en realidad, de ahí los robamos. Los sillones jamás combinan entre sí y menos con las cortinas. La cocina zafa de tamaño pero la ínfima mesada está atestada de electrodomésticos de principios de los noventa y todas las puertas de las alacenas se abren porque tienen las bisagras vencidas. En los baños siempre hace un frío de morirse y de la ducha caen tres gotas salitrosas que han manchado la bañadera con el correr de los años, por más que una hace unos quince años descubrió que el sarro sale con vinagre. En esta casa, las bombitas se queman constantemente, las paredes se descascaran con frecuencia, la bomba entra en corto y la commodore 64 que hay en el estudio navega por dial up. El equipo de música entra en corto si se prende la tele y la luz a la vez. En fin, nada anda.

Ahora analicemos las casas de las abuelas. También las hay de dos tipos.

Tipo A: Casa exponencialmente más grande que la de una y la de su mamá. Tiene absolutamente todas las comodidades descriptas en la casa A de mamá y además está siempre ultra re super calefaccionada porque la abuela está viejita y hace frío.
Por otro lado, en la casa de esta abuela siempre huele a pancito recién horneado. Cuando llegás siempre te convida con torta casera, y para almorzar hizo algún guiso rico de lentejas en invierno y un pollito asado sublime con puré de batatas para el verano. En la casa de la abuela Tipo A siempre huele a comida casera y la comida tiene sabor a amor de abuela. También tenemos que sumar un par de cuadritos de la virgen por acá y por allá y unos juegos de platería de esos que nunca se tocan.

Tipo B: Casa grande, demasiado grande para prender todas las estufas porque se GAISTA entonces cuando entrás tenés que ponerte un ponchito que la abuela siempre deja en la entrada para las visitas. Adentro ella anda con tapado de piel y la bolsa de agua caliente. También está oscuro porque la luz se GAISTA asi que somos felices hasta las seis de la tarde, hora en que enciende ls luces de bajo consumo que le puso al unico velador del comedor diario, que es el único ambiente que usa, porque ahí tiene la tele. Cuando vas, te espera con sanguches de miga que compró en una panadería de once a 17 pesos los 50 sanguches y de tomar te da jugo tang. Té no hay porque ya sabemos que no usa el gas.


Luego de haber analizado las casas tipo A y B de las madres y las abuelas, me puse a analizar la mía....

Veamos.

Si prendo el aire acondicionado del cuarto, la tele y la estufa eléctrica me salta la térmica. El equipo de música salta si caminan fuerte por la pinotea, por la vibración. El termotanque tenía una pérdda que arreglé con cinta adhesiva y aunque mi baño tiene unos azulejos con toooda la onda, mi ducha puede usarse sólo por la mañana o la noche, porque a la tarde no hay presión.
Mis muebles son lindos, heredados de una abuela pero conviven con los cacharros de la cocina y la bicicleta. hay algunos cuadros del tatarabuelo pepe y algunas fotos pegadas con imanes en una chapa de metal. También hay cuadros de estos pintores de feria que siempre son simpáticos.
Mi cama tiene la cabecera levantada porque tengo reflujo y cada tanto el colchón se me patina. Las cortinas no me tapan la luz y me despierto a las siete de la mañana todos los días religiosamente.
Cuando las bombitas se me queman ambiento con velas para darle un aire más bohemio...
Que se yo, mi casa es ecléctica si se quiere y tiene los achaquitos de cualquier casa treintañera...


Estos, señores, son los problemas de ser pobre y acudir constantemente al hágalo usted mismo. Hace años que vengo cultivando este modo de vida y gracias a ello he aprendido a impermeabilizar terrazas a costo de dedos pegados. He aprendido a arreglar calefones a costo de pestañas chamuscadas y he aprendido a camuflar todo tipo de descascaramiento. He barnizado escalones e inmediatamente los he pisado, sólo para aprender que hay que pintar escalón de por medio.

En fin, la vida es aprendizaje y mi afán por el hágalo usted mismo probablemente me llevará a una nuevacategoría de casa.

La Casa D.

D, de Dilapidada.

Por Diorrrr!!!!

2 comentarios:

  1. Self-made woman.
    Me enterneciste.
    Besos!

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  2. La casa de mi abuela es tipo A.
    Como la gripe :P
    Gracias por pasarte por mi blog y comentar tan lindo, un abrazo!

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