domingo, 17 de abril de 2011

sueño

No podía ser que estuvieras en un lugar tan familiar.  ¿Cómo podrías haber encontrado aquél altillo lleno de libros viejos y olor a niñez?  Sin embargo te encontré junto a una escalera investigando los objetos como si acabaras de mudarte y nada fuera tuyo.  Me sonreíste al verme y el abrazo que no me diste era blando.  Hablamos.  Ya no recuerdo qué nos dijimos, sólo me acuerdo de tus ojos penetrantes traspasando los míos. 

Salimos por una puerta hacia un lugar donde había mas aire y mas luz, pero no era afuera.  Me besaste en los labios muy despacio y te pedí que me hagas el amor.  Te pedí que te acuestes conmigo y que me acaricies, que me beses, que me hagas dormir, pero nada de eso iba a ocurrir, porque no tenías nada para darme.   Los dos sabíamos que mentías.  Te fuiste diciendo que volvías enseguida. 

Yo bajé a la sala. Era grande y oscura, con el piso negro y mucha gente trabajaba en el montaje de una Carmen con payasos tenebrosos y ninfas desnudas.  Las escenografías todavía dibujadas en papel eran incomprensibles y sin profundidad. Me perdí en una música que no cuadraba y una chica flaquita me dibujaba rápido los cuadros para que pudiera entender. 

De pronto estaba nuevamente afuera, mirando los techos de aquella casa.  Apareció una mujer con una escoba y un palo largo y me pidió que la ayude a matar a los bichos que se comían el techo. Si no lo hacía no habría obra y el altillo desaparecería.   Así fuimos dando por el piso montones de pinocha sacadas de entre la madera de donde estos escarabajos largos de mil patas trataban de huir desesperados de vuelta hacia su hogar. 

Volviste para ayudarme a exterminarlos y luego de pisarlos y pegarles con apuro, nos miramos nuevamente, tan intenso que dolía, cubiertos en el sudor delicioso de habernos cansado juntos.  

Entramos a la casa de mi infancia donde ahora vos vivías.  Te mostré donde se guardaban las almohadas y los cubiertos y te mostré el olor de los placares y de la arena en el fondo de la bañera. 

Desperté queriendo volver a dormir para que cuando llegaramos al jardin, me volvieras a besar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario