Te conocí hace mucho (poco para vos) al cantar, sin querer, tus versos. Tengo que decir que al principio no te entendí. Tu escritura me parecio demasiado simple, hasta banal y sin gracia. Qué tonta era... no entendía nada.
Había sido que fuiste amigo de mi abuelo. Había sido que entendías de su arte y que él del tuyo, y yo ni idea tenía.
El día en que finalmente nos conocimos, llegué a tu casa con el Maestro y con otros compañeros del grupo y tu hijastra nos esperaba con galletitas y coca cola. Para ese entonces tenías una enfermera que te cuidaba todo el día, y ella despacito te despertó y te contó que tenías visitas. Ya eras nuevamente un niño y te pusiste tan contento! Nos pedías que te cantemos y que recitemos tus poemas. Hiciste chistes y te perdiste en los pensamientos. Fue ahí, mientras te cantaba tomándote de la mano, que entendí lo profundo de tu poesía y la belleza de tus palabras simples. Voy a amarte siempre León, y voy a llevar tus palabras por el mundo.
Cortadera, plumerito,
cuánto nácar en el viento
recuerdo de tus verdores
me causan un sentimiento.
Ay cuánto te necesito
trebolar donde vivía!
¿podré volver algún día
cortadera plumerito?
Por esos campos viví
provincia de buenos aires
y acariciando los aires
por esos años te vi.